lunes, 8 de agosto de 2011

Educación Pública, el drama de Chile.

La juventud chilena pelea. Lo hace porque quiere que sus compañeros, que su generación, tenga la mejor educación. Y la mejor educación es la que se recibe por igual. La que no distingue clases sociales. La que emana del Estado como un deber hacia todos aquellos que lo componen, al cual aquél debe su causa de existir.

Las familias se endeudan para pagar aquello que es un derecho. El Estado chileno, cipayo y sometido a intereses del capital, cede en su deber y conquista apoyo del poder económico. Porque mientras éste tenga tierra fértil para sembrarse, será benévolo para con su huésped.

España cede, Grecia cede, Inglaterra cede, los benditos Estados Unidos de América ceden y recortan presupuesto de las áreas sociales para cumplir con los mandatos del poder: no disminuyan nuestras acreencias. Ni un dólar.

En Argentina existe un sistema mixto. La educación universitaria pública goza de un altísimo nivel de prestigio que día a día cede por el escaso presupuesto y su mala administración por las autoridades universitarias. Así también, el auge y el terreno fértil cedido a la proliferación de las universidades privadas, avanza en detrimento de la educación pública.

En cuanto a las escuelas, jardines y secundarios, la canción es otra. Existe una diferencia abismal entre la calidad educativa que en esos niveles se imparte en el ámbito privado y la propia del público. La clase media de Buenos Aires, elige en absoluta mayoría, la concurrencia de sus hijos hacia ámbitos privados.

Este fenómeno tiene una sola explicación. La falta de decisión política de cumplir con el mandato de eliminar la diferencia público-privado en el ámbito de la educación. No debería existir educación privada. Representa un sinsentido para un Estado Constitucional Democrático.

En igual sentido deberíamos razonar la dicotomía existente en el sistema de salud. ¿De qué manera podemos sostener la existencia de calidades distintas en la salud pública y la privada?

¿Cómo es posible que existan centros de salud privados donde abunden los medicamentos y vendajes, y centros públicos donde las condiciones de atención sean imprudentes, objetivamente, desde el inicio de toda actividad curativa?

La batalla ganada en la organización de las jubilaciones, reparto y privadas, es un camino que debe ser completado con el mismo énfasis en salud y educación. No es concebible ni la educación ni la salud privadas.

La lucha de los estudiantes chilenos tiene por eje esa simple noción. La educación no es un bien de mercado, es un derecho humano. La salud no es un bien de mercado, es un derecho humano. La educación y la salud, son obligaciones del Estado Constitucional. La lucha es justa y es la madre de todas las batallas, permite el paso al estadío en donde el individuo de esta moderna sociedad compleja, articula su pensamiento transformándolo en acción práctica, acción política, acción de liberación.

2 comentarios:

  1. El artículo esta muy bien es un tema sobre el cual no creo que haya opiniones desencontradas.
    Sería muy intersante que escribas algo sobre el tema de Zafaroni.

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  2. Es un tema interesante. Tengo una opinión contundente sobre el tema, y para mí está íntimamente vinculado con la falsa moral de esta sociedad, en un contexto de precariedad política.

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