martes, 16 de agosto de 2011

Criminología mediática: un análisis de caso por E. Raúl Zaffaroni


Este discurso fue pronunciado el día 11 de agosto de 2011. En él, las palabras del profesor llevaron al auditorio a encontrarse en el mismo minuto en un estado de emoción primero y luego, de alegría.

Respeto a este profesor, quien quizá alguna vez obtenga el reconocimiento que merece, como uno de los pensadores más grandes de nuestro tiempo.

Facultad de Derecho, UBA

Pronunciada ante el Rector de la Universidad, la Decana de la Facultad, el Presidente de la Asociación de Abogados, el Presidente de la Sociedad Americana de Jurista, en un Aula Magna completa, con gente parada y en los pasillos

I. Palabras previas.

Creo que es este el único acto al que pienso asistir, porque no deseo hacer de esto una epopeya ni asumir permanentemente el papel de víctima. Hay otros actos, autoconvocatorias y eventos que agradezco profundamente, pidiendo disculpas por mi ausencia. Si bien sé muy bien que trabajar de víctima es el mejor negocio político que puede hacerse en el país y en el mundo, no tengo interés en eso. Cualquier rol que asuma en el futuro, quiero que sea por méritos y no como víctima.


Tampoco insistiré más en el tema, a menos que me lo soliciten quienes jurídicamente tengan la competencia para hacerlo. A tal efecto y ante versiones de que algún legislador lo estaba instando en la Comisión de Juicio Político de la H. Cámara de Diputados, en el día de hoy he remitido al Sr. Presidente de la H. Cámara un informe sobre la realidad de los hechos, adjuntando copia de la documentación correspondiente.


Han llegado a mi conocimiento interpretaciones del hecho que me afecta vinculándolo con conflictos a los que soy por completo ajeno. En principio, a mi juicio no tiene esto nada que ver con cruces que puedan tener otros poderes del estado con diferentes grupos empresariales o de medios ni con otros intereses. Las interpretaciones en ese sentido las respeto, pero corren por cuenta de quien las hace y no son la mía. Tampoco tienen nada que ver con este hecho personas a las que se pretendió vincular, como candidatos, dirigentes políticos y altas personalidades de la Iglesia. Todos ellos me merecen el mayor de los respetos que, por otra parte, es el mismo que he puesto de manifiesto en toda ocasión. Nos hallamos en una etapa electoral que, codazo más o menos, quienes recordamos tiempos oscuros, la vivenciamos como una fiesta de la democracia. En modo alguno debe permitirse que se mezcle con esto.


Aunque no sea sencillo, debemos calmarnos y observar con alguna distancia los hechos. Las difamaciones pasan, unos pocos las creen, otros pocos simulan que las creen, los más las repudian; las elecciones también pasan, unos las ganan y están felices, otros las pierden y quedan tristes, pero debemos todos juntos mantener las condiciones para que siempre vengan nuevas elecciones.


Para no confundir los hechos con el marco, he prefiero elegir como tema para esta clase inaugural un análisis detallado del hecho en el marco de lo que en varias publicaciones vengo denominando criminología mediática.



II. Observador participante.

Las circunstancias han querido que me halle en la curiosa situación de un observador participante cuyo rol es el de objeto de una tentativa fallida de construcción mediática de la realidad (en el sentido de Berger y Luckmann). Esta será, pues, una clase en base a un caso práctico. Le agradezco a nuestra querida y distinguida Decana la oportunidad que me brinda de ensayar este método en nuestra Casa de Estudios.


No es posible asumir la función de observador participante sin estar involucrado en el hecho investigado, pero el éxito del método depende de la distancia que logre poner el observador a la hora de extraer las consecuencias.


Procederé por etapas: 1) caracterización del hecho; 2) motivaciones; 3) perfil del agredido; 4) instrumento; 5) mecánica de la agresión; 6) objetivos de la agresión; 7) razones por las que no se logró plenamente el objetivo; 8) consecuencias sociales del hecho.


III. Caracterización del hecho.

Estimo que el hecho puede caracterizarse como lapidación mediática. Sé que no faltan quienes prefieren lynchamiento mediático, pero existe una diferencia sustancial, señalada por René Girard: en el lynchamiento se toca materialmente a la víctima; en la lapidación se la persigue arrojando piedras hasta que ésta sucumbe o se precipita al vacío; los ejecutores son anónimos, nadie se atribuye el resultado y nadie se contamina físicamente con la víctima. En lo mediático, evitar la contaminación física es una coartada importante (¡Se mató solo! ¡Nadie lo tocó! ).


La lapidación responde al llamado de un empresario moral en el sentido de Brosnislaw Malinowski, es decir, de alguien que llama la atención sobre un hecho e invita a arrojar piedras. Pero las motivaciones del empresario moral no necesariamente son las mismas de quienes se van sumando a la tarea lapidaria.


IV. Motivaciones.

En este caso los lapidadores actúan con muy diferentes motivaciones. Veamos:

1) Una ONG en busca de promoción para desplazar a posibles competidoras.
2) Sectores minoritarios de seguridad afectados ávidos de venganza (y de advertir a otros) porque el lapidado promovió el secuestro de 4.000.000 de dosis de paco y el procesamiento de más de 100 personas.

3) Sectores de burócratas internacionales o de sus subordinados o lacayos locales, preocupados por lo que el lapidado discurre acerca del crimen organizado y en especial respecto del lavado de dinero. Estos tienen alcance internacional y se han ocupado de difundir el hecho en la prensa extranjera.

4) Sectores vinculados a intereses locales a los que resulta molesta la actual composición del máximo tribunal y su prestigio nacional e internacional.
5) Sectores de los medios que difunden el discurso vindicativo y empujan hacia el estado gendarme, molestos porque se les analizan y ponen de manifiesto sus técnicas y sus artimañas generadoras de pánico moral.

6) Personas con escaso éxito político –algunas sólo viven de la política y de la denuncia gratuita- a las que el hecho puede brindar un escenario que sus dotes no le ofrecen (Somos los únicos limpios, todos los demás son sucios).

7) Profesionales que ven afectados sus intereses por las sentencias del tribunal, sobre el cual no pueden ejercer poder.

8) Profesionales que ambicionan ocupar un día el lugar del lapidado y envidian abiertamente su prestigio y conocimiento (¿Por qué él, si yo soy más?).

9) Empleados de empresas amarillistas que procuran obtener la noticia del año y ser premiados con algún emolumento complementario.

10) Personas vinculadas a la dictadura militar o a sus simpatizantes.

11) Quienes suponen que a través del lapidado pueden erosionar a otras instituciones o personas.

12) Personas ideológicamente enfrentadas (aunque este subgrupo por lo general es reducido, porque siempre quien tiene una ideología tiene también una cosmovisión y esto impone algunos límites éticos).

La lista de lapidadores puede extenderse, pues el enunciado anterior no es exhaustivo, aunque es suficientemente demostrativo de la pluralidad motivaciones.

Lo importante es destacar que sin un empresario moral no hay lapidación, pero que tampoco la hay si no existe una cantidad de personas dispuestas a escuchar su llamado y a lapidar, aunque sus motivaciones sean por completo diferentes.


V. Perfil del agredido.

El segundo elemento a tener en cuenta es el perfil del agredido. Ante todo debe elegirse a alguien al que se considera capaz de quebrarse o incapaz de resistir las pedradas. Cabe presumir que el perfil de quien por lo general tiende a resolver o minimizar conflictos lo hace porque es vulnerable.


El lapidador piensa que la víctima tiene puntos débiles en su vida por los que puede entrar su ponzoña y, como no los conoce, proyecta sobre la víctima su propia inmoralidad como deducción. El apedreador arroja las piedras sin estar seguro de dar en el blanco y, con la esperanza de hallar alguna falla en la víctima, presume que ésta –al igual que él- sufre la misma carencia de escrúpulos y valores, por lo que puede equivocarse fácilmente.

Cuanto más inmoral es el apedreador, mayor es la inmoralidad que proyecta sobre la víctima, al imaginarla parecida a él. El lapidador imagina una combinación de morbosidad y ambición desmedida de poder y dinero.


Aunque el lapidador no dé en el blanco sigue insistiendo sobre la víctima con la esperanza de golpear mejor, pero tampoco sabe muy bien si lo conseguirá, en especial cuando a la víctima no se le encuentran fallas reales escandalosas.


El perfil respetable, conservador y solemne del agredido favorece los golpes del lapidador, pues puede más fácilmente tildar a la víctima de hipócrita, pero es mucho más difícil golpear a una víctima cuando ésta tiene perfil transgresor, como en este caso.


VI. Instrumento.

El principal instrumento de lapidación es la prensa amarilla, que es una patología de la comunicación que por regla general tiene un público cautivo cercano al de la clientela de la pornografía.


Esta empresa no conoce ningún límite ético. Si bien en la ética periodística existen muchas zonas grises, la empresa amarilla no reconoce ni siquiera los principios más elementalísimos de la ética, los viola todos. Si no hiciese esto carecería de capacidad de lesión al proyectar su propia inmoralidad sobre el lapidado.


Es interesante observar que la prensa amarilla se vale de un proletariado de jóvenes que cumplen las tareas menores y más desagradables, necesitados de su salario –que debe ser miserable- y que mientras arrojan piedras sobre el lapidado le piden disculpas porque están trabajando y hasta le envían mensajes más o menos anónimos de adhesión disculpándose por no aparecer públicamente en su defensa. Algo análogo suele suceder con algunos de quienes practican personalmente la tortura.


La inmoralidad de la prensa amarilla causa a esto jóvenes serios problemas de conciencia. Las consecuencias últimas de esta degradación del proletariado del amarillismo en la personalidad de los explotados no son menores, considerando que se trata de personas muy jóvenes y que conservan restos de dignidad y valores.


VII. Mecánica de la agresión.

La mecánica de la lapidación mediática asumió en el caso una forma bastante compleja.

1) Se abrió con la difusión de mails hacheados, adulterados e inventados, publicados en un sitio cuya dirección electrónica fue difundida por la prensa no amarilla. Primera tentativa de lesión a la autoestima de la víctima.


2) Previamente la víctima fue sometida a un estudio completo a efectos de obtener información que pudiera ser material de extorsión. El resultado de esta investigación fue alertar al banco extranjero del que la víctima era cliente desde hacía veinticinco años y éste decidió cerrarle su cuenta en razón de ser una persona políticamente expuesta. (Cabe observar que si la víctima hubiese operado con un testaferro la cuenta no hubiese sido cerrada, lo que indica que algo anda mal en el mundo y no sólo en lo local).
El banco adoptó una actitud francamente discriminatoria con un cliente antiguo y con una cuenta cuyo movimiento era ínfimo y transparente. Se comunicó con el cliente y le informó poco menos que no quería problemas con un sudaca con un depósito despreciable. Segunda lesión a la autoestima de la víctima.


3) Sucesivos recados telefónicos eran dejados todos los días avisando lo que se publicaría en la prensa amarilla al día siguiente. Los llamados eran insistentes, reiterados varias veces al día, dejados en el contestador, remitidos a la cuenta de mail.


El objetivo era mantener al hostigado en permanente estado de zozobra y alteración del sueño induciendo una fijación persecutoria. Esto hubiese sido muy grave en caso de personalidad paranoide. También se buscaba que éste se preguntase permanentemente si había hecho algo errado. Frente a una personalidad culpógena esto podría acarrear una grave depresión e inducir errores de conducta. No fue el caso de la víctima de este hecho, que no tiene personalidad paranoide ni mucho menos culpógena, como máximo quizá un poco esquizoide.


4) Esos estados se potencian a través de los mismos métodos aplicados a todo el equipo de colaboradores, hostigados a distintas horas del día y de la noche. El objetivo fue desestabilizar a éstos, cada uno de los cuales tiene sus propias características conforme a las cuales reacciona y, en su afán por contener el avance del hostigamiento, desconciertan al hostigado, que se ve obligada a contenerlos. A ese efecto la prensa amarilla se agenció los teléfonos celulares de todo el equipo mediante procedimientos que no se conocen, pero no cabe descartar su carácter corrupto.


5) Paralelamente se procedió a instalar una guardia de fotógrafos en la puerta del domicilio particular del hostigado y a fotografiarlo cuando entraba y salía de la casa y a seguirlo cuando caminaba por la calle, como también a todas las personas que entraban y salían, a interrogarlas, a mostrar las fotos a los vecinos para que identificasen a cada uno, a fotografiarlo en el acto electoral, a interrogar al personal de servicio. Esto buscaba producir en la vida hogareña del hostigado el mismo efecto reproductor que con sus colaboradores, en forma tal de impedirle eludir la tensión y la zozobra en ningún momento del día ni de la noche.


6) Entre los hechos extraños que tuvieron lugar en forma contemporánea al hostigamiento se produjo la visita de una mujer, que intentaba entrar al domicilio del hostigado, con el pretexto de ejercer la prostitución y ofrecerse para armar una coartada. Si bien puede ser una coincidencia provocada por una persona desequilibrada, no cabe descartar otras hipótesis.


7) Con todo esto se busca que el hostigado esté fijado en el hecho en forma permanente, lograr que no piense en otra cosa, impedirle la distancia del hecho y la consiguiente reflexión y hasta el descanso. Si esto no doblega psicológicamente al hostigado, éste debe cargar con la pesada tarea de alertar constantemente a los colaboradores, convivientes, personal de servicio, vecinos, etc.


8) Uno de los objetivos del hostigamiento era individualizar al apoderado de la víctima, proyectando sobre ésta la propia inmoralidad en la idea de que esa persona era un testaferro encargado de sus negocios sucios.

En realidad la desilusión debe haber sido absoluta. No dudo que hayan acudido al Registro de la Propiedad y verificado que éste es un monotributista que sólo posee una casa prefabricada de fin de semana en una provincia y un automóvil. Otra pedrada sin eficacia.


9) Alertada la víctima por el llamado del banco extranjero y en pleno trámite de transferir el dinero de la cuenta al país en forma perfectamente legal, se mantenía atenta acerca de la posibilidad de manipulación deformadora de esta información, lo que llegó el día viernes, con el adelanto por recado de la noticia de que el sábado explotaría sobre ese hecho un segundo escándalo.

Con seguridad que el banco no suministró información y la prensa amarilla volvió a proyectar su propia inmoralidad y presumió que había una cuenta oculta o una suma enorme e inexplicable de dinero. Por tal motivo el hostigado le abortó la maniobra con una conferencia de prensa en Santa Fe y expuso públicamente lo referente a la cuenta y a la actitud discriminatoria del banco. La prensa amarilla de inmediato desmontó el operativo del segundo escándalo.


10) Un periodista publicó la falsa noticia de que la víctima había mantenido en la Casa de Gobierno una reunión de alto nivel con ministros del poder ejecutivo. Esto tenía toda la intención de provocar una justificada indignación de la dirigencia política opositora contra el hostigado. Afortunadamente éste la pudo desmentir públicamente de inmediato y en general la actitud de los políticos fue sumamente mesurada y prudente.


11) Como parte del hostigamiento, un sujeto usó el nombre del hostigado en twitter y después de enviar varios mensajes divulgó la noticia de que había renunciado, lo que desconcertó incluso a algún dirigente político y provocó una catarata de llamadas al tribunal y al interesado, creando mayor zozobra y tensión entre las personas que lo rodeaban en su trabajo y en su domicilio.


12) Provocada una reacción masiva de repudio contra la prensa amarilla, un diario publicó la noticia de que las muestras de apoyo y solidaridad del exterior son obtenidos por medio de una gestión oficial. El supuesto gestor oficial es absolutamente desconocido en todos los medios académicos y universitarios del exterior.


13) Un comunicador excedió el marco del poder mediático emplazando al hostigado a que comparezca ante alguno de los medios para los que trabaja a dar explicaciones, porque de lo contrario debería darlas en el Congreso de la Nación, exigencia curiosa y extraña por cierto, considerando que quien la formula carece de toda función pública o de representación popular.


14) La prensa amarilla, frente al desprestigio que le provocó una solicitada de numerosos periodistas de diferentes medios y colores, trató de descalificarla afirmando que una de las firmas correspondía a un periodista que no había autorizado su inclusión en la solicitada. Resultó ser la de un periodista homónimo.


15) Ante el fracaso de la lapidación frente a la reacción masiva de repudio, la prensa amarilla trató de poner distancia del hecho, afirmando que sólo se limitó a tomar una noticia de otro medio; lo cierto es que el otro medio es un diario que alcanza el punto máximo de impudicia e hictericia y que pertenece a la misma empresa. Esto puede obedecer a la tentativa de evitar una demanda civil, aunque no parece que le preocupe demasiado; cabe pensar que su preocupación finca en el repudio general y profesional y, en definitiva, en el ridículo, del que –como alguien dijo- no se vuelve.


16) Como ya no quedaba nada que aclarar ni agregar, un diario difunde supuestos enfrentamientos o malestares en el seno del tribunal, información que parece proceder de un personaje de triste figura y facies inexpresiva, que por lo general comunica trascendidos insólitos (usualmente llamados chismes) y que deambula escondiéndose detrás de las columnas del Palacio de Justicia.


VIII. Objetivos de la agresión.

Como las motivaciones que mueven a los lapidadotes no son las mismas, tampoco los objetivos coinciden: unos buscan destruir psíquicamente al hostigado, desequilibrarlo para que reaccione de modo erróneo, sorprenderlo en esa reacción y mostrarla como confirmación de su inadecuación a los reclamos del rol. Pero otros pueden buscar objetivos menos personales y más concretos: 1) obtener su alejamiento de la función y el desprestigio institucional; 2) inferirle el mayor daño posible; 3) generar una confusión política en medio de una campaña electoral; 4) provocar un enfrentamiento con los colegas del tribunal y desarmar la armonía y respecto que debe primar entre ellos; 5) desarmar el prestigio internacional de la víctima y anular su palabra en los foros extranjeros; 6) o simplemente causar confusión y afectar la vida democrática del país hasta donde le fuese posible.



IX. Razones por las que no fueron alcanzados los objetivos.

Las razones por las que la lapidación no obtuvo el efecto deseado son varias, poniendo de manifiesto que la construcción mediática tiene límites.

En efecto: 1) Si bien existió un problema de consorcio, la vinculación del hostigado con este problema nunca pasó de la firma de las escrituras traslativas de dominio de los inmuebles en que se practicaba, dado que no los administraba y tampoco firmaba los contratos de locación, todos a precios de plaza, nunca conoció a los inquilinos y en muchos casos ni siquiera los inmuebles. Como todo esto está perfectamente documentado, el hostigado no fue golpeado en su estabilidad emocional.

2) Por otra parte, las denuncias de trata de personas y de lenocinio no parecen tener fundamento en los hechos, pues hasta el momento lo que parecería haberse producido es la desnaturalización de los contratos de locación por violación de la prohibición de subalquilar y por la violación del reglamento de copropiedad en caso de eventuales molestias producidas por los subinquilinos.

3) Las afirmaciones de una diputada no han resultado fundadas y, además, ha admitido que conocía los hechos desde hace dos años, sin que lo notificara al hostigado, lo que indica su clara intención de reservarse la información y provocar el escándalo por la prensa amarilla durante la campaña electoral.

4) La versión lapidaria no resulta convincente porque no puede mostrar cuál es la supuesta ventaja que alguien puede obtener de alquilar inmuebles al precio de plaza para que se ejerza la prostitución, cuando los puede alquilar al mismo precio para otro objetivo que no le acarrease problemas.


5) Menos aún lo hay para creer que un profesional que puede retirarse a la actividad privada y ejercer la profesión con buenos honorarios, incluso pagados por algunos de los que lo imputan (que lo quisieran a veces como abogado), emprenda una actividad absurda con su nombre y apellido y sin que le aporte ninguna renta mayor de la corriente.

6) Pero si bien construcción de la realidad intentada excedía los límites de las posibilidades de ésta por inverosimilitud, en cuanto al hostigamiento lo que impidió que se alcanzase alguno de los posibles objetivos en el caso que el hostigado no carecía de experiencia política y mediática. Si el hecho se hubiese concretado contra una persona sin esa mínima experiencia, hubiese sido imposible evitar alguno de los objetivos dañinos propuestos.
En síntesis: Por un lado se verifica que la construcción de realidad tiene el límite de la alucinación: una ilusión puede llegar a tener éxito, pero una alucinación nunca puede tenerlo. Por otro lado, se prueba que el hostigamiento tiene el límite que le pone la personalidad y la experiencia de la víctima.

X. Consecuencias sociales del hecho.

Evaluando el hecho en cuanto a sus consecuencias sociales negativas, podemos señalar tres diferentes niveles de efectos: 1) el comunicacional; 2) el político; y 3) el antropológico.


1) En el plano comunicacional la generalización de esta metodología de hostigamiento crearía el grave riesgo de estimular a los que en toda sociedad tienen vocación de inquisidores para que un buen día impulsen una ley mordaza.


Esto debe evitarse a cualquier precio; la única ley de prensa tiene ciento cincuenta y ocho años y es muy buena: es la Constitución Nacional. No sólo no se necesita sino que es menester rechazar terminantemente cualquier intento de otra ley de prensa acerca de contenidos. El amarillismo no se combate con censura, sino con definiciones. Se lo combate evitando que los medios serios se mezclen con el amarillismo, aunque eso pueda arrojar algún rédito pasajero e inmediato. Esa mezcla venenosa debilita la credibilidad de los medios y fortalece a los partidarios de la censura.

No importa la orientación ideológica ni política de los medios, pues todo medio la tiene y eso no le hace perder seriedad; lo que le hace perder seriedad es su mezcla con el amarillismo. Un medio puede ser azul o rojo, no importa, pero si éstos se mezclan con el amarillismo se desdibujan: el azul se vuelve verde y el rojo naranja. Allí las personas dejan de creerle.

Los censuristas están al acecho y se apoyan en las reacciones vindicativas de las víctimas del hostigamiento amarillo.

Una vez aislado de los medios serios, el amarillismo no molesta, pues al igual que la pornografía, tiene un público cautivo y hace su negocio, sucio pero tolerable, porque su público sabe lo que lee (este es el otro aspecto que lo asemeja a la pornografía).


2) En lo político, la generalización de estos hechos puede llevar a la opinión la impresión de que en la política y en la función pública nadie está limpio, que todos los candidatos son sucios, que todos se mueven por intereses bastardos, que no hay ideales ni vocación de servicio. Eso es la antipolítica y ésta es el campo de cualquier aventurero extra-sistema y siempre fue el preludio de todas las dictaduras, con costos invariablemente muy altos para los pueblos.


3) En lo antropológico no puedo dejar de observar que para intentar destruir psíquicamente a una persona se requiere una pulsión de odio tan brutal que en otras condiciones se materializaría en forma directamente destructiva en el plano físico.
Me pregunto qué mueve semejante pulsión destructiva. ¿Qué genera o motiva semejando grado de odio? Y llego a la conclusión que en el fondo es el afán crematístico y de poder. Poder y dinero es la clave.

¡Son locos! ¡Están alienados! Han alcanzado un grado tal de alienación que olvidan el viejo adagio popular: no hay mortaja con bolsillo.

Si es que ya no lo tienen, reunirán el dinero que les alcance para vivir muchas vidas, pero no los vivirán, porque hay una sola y única vida, con límite infranqueable. Quizá esta afirmación sea demasiado existencialista y, por ende, resulte un poco pasada de moda, pero no puedo dejar de llamar a la reflexión desde esta perspectiva frente a semejante grado de alienación.

Un día todos podemos estar en la cama de un hospital mirando al techo sin saber si mañana o dentro de un rato lo podremos ver ¿Qué consolará a estas personas en ese momento?
Se han olvidado que todo ser humano que nace es ya suficientemente viejo como para morir y mañana mismo podemos no estar. El afán crematístico les borra la conciencia hasta ese límite; Tanatos los domina por completo. Por suerte son los menos, porque de lo contrario la especie humana no tendría futuro y yo creo que lo tiene. La humanidad no está representada por ellos: prueba es la presencia de todos ustedes.


XI. Palabras de cierre.

Les confieso algo que ni siquiera mis más cercanos colaboradores sabían. El 31 de octubre se cumplen ocho años de mi permanencia en la Corte. En lo personal creo que los cargos vitalicios son monárquicos y que en una República es bueno que quien desempeña una función después de un tiempo, cuando considera que su tarea está cumplida, pueda retirarse. Por otra parte, estoy un poco cansado de que se me defina por la función. No soy el juez, el ministro, soy Raúl, no soy juez, trabajo de juez, que es otra cosa. No nací en la Corte Suprema y no pienso morirme en ella. Por todo eso, había decidido dejar la Corte en unos pocos meses.


Siento mucho que hoy todo indique se me haya frustrado este proyecto. Ahora estoy preso, no puedo irme al menos hasta que el curso del tiempo permita dejar claro que mi alejamiento no tiene nada que ver con esta infamia. Si me fuese daría la peor lección de republicanismo a los chicos y chicas de la Facultad que nos hospeda y en la que he ejercido la docencia muchos años. Sería mi última y peor clase. No obstante, siento mucho esta frustración.


Seguiré haciendo lo que hago, pensando y diciendo lo que pienso y lo que mi ciencia me indica. No me dobla el hostigamiento amarillo. Tampoco me doblegan los locos que se olvidan de la vida por escapar de la muerte.


Yo sé quién soy, ellos todavía no, quizá un día lo sepan, espero que no demasiado tarde, cuando ya no les quede mas que mirar el techo de un hospital. El odio no es paliativo para la angustia.

lunes, 8 de agosto de 2011

Educación Pública, el drama de Chile.

La juventud chilena pelea. Lo hace porque quiere que sus compañeros, que su generación, tenga la mejor educación. Y la mejor educación es la que se recibe por igual. La que no distingue clases sociales. La que emana del Estado como un deber hacia todos aquellos que lo componen, al cual aquél debe su causa de existir.

Las familias se endeudan para pagar aquello que es un derecho. El Estado chileno, cipayo y sometido a intereses del capital, cede en su deber y conquista apoyo del poder económico. Porque mientras éste tenga tierra fértil para sembrarse, será benévolo para con su huésped.

España cede, Grecia cede, Inglaterra cede, los benditos Estados Unidos de América ceden y recortan presupuesto de las áreas sociales para cumplir con los mandatos del poder: no disminuyan nuestras acreencias. Ni un dólar.

En Argentina existe un sistema mixto. La educación universitaria pública goza de un altísimo nivel de prestigio que día a día cede por el escaso presupuesto y su mala administración por las autoridades universitarias. Así también, el auge y el terreno fértil cedido a la proliferación de las universidades privadas, avanza en detrimento de la educación pública.

En cuanto a las escuelas, jardines y secundarios, la canción es otra. Existe una diferencia abismal entre la calidad educativa que en esos niveles se imparte en el ámbito privado y la propia del público. La clase media de Buenos Aires, elige en absoluta mayoría, la concurrencia de sus hijos hacia ámbitos privados.

Este fenómeno tiene una sola explicación. La falta de decisión política de cumplir con el mandato de eliminar la diferencia público-privado en el ámbito de la educación. No debería existir educación privada. Representa un sinsentido para un Estado Constitucional Democrático.

En igual sentido deberíamos razonar la dicotomía existente en el sistema de salud. ¿De qué manera podemos sostener la existencia de calidades distintas en la salud pública y la privada?

¿Cómo es posible que existan centros de salud privados donde abunden los medicamentos y vendajes, y centros públicos donde las condiciones de atención sean imprudentes, objetivamente, desde el inicio de toda actividad curativa?

La batalla ganada en la organización de las jubilaciones, reparto y privadas, es un camino que debe ser completado con el mismo énfasis en salud y educación. No es concebible ni la educación ni la salud privadas.

La lucha de los estudiantes chilenos tiene por eje esa simple noción. La educación no es un bien de mercado, es un derecho humano. La salud no es un bien de mercado, es un derecho humano. La educación y la salud, son obligaciones del Estado Constitucional. La lucha es justa y es la madre de todas las batallas, permite el paso al estadío en donde el individuo de esta moderna sociedad compleja, articula su pensamiento transformándolo en acción práctica, acción política, acción de liberación.

domingo, 7 de agosto de 2011

Fidel, Chávez y la América toda, desde Caracas a Ushuaia.

Tomado de CubaDebate
Reflexiones del Comandante Fidel Castro

La atención a otros asuntos ahora prioritarios, me apartaron momentáneamente de la frecuencia con que elaboré reflexiones durante el año 2010, sin embargo, la proclama del líder revolucionario Hugo Chávez Frías el pasado jueves 30 me obliga a escribir estas líneas.

El presidente de Venezuela es uno de los hombres que más ha hecho por la salud y educación de su pueblo; como son temas en los que mayor experiencia ha acumulado la Revolución cubana, gustosamente colaboramos al máximo en ambos campos con este hermano país.

No se trata en absoluto de que ese país careciera de médicos, por el contrario, los poseía en abundancia e incluso entre ellos profesionales de calidad, como en otros países de América Latina. Se trata de una cuestión social. Los mejores médicos y los más sofisticados equipos podrían estar, como en todos los países capitalistas, al servicio de la medicina privada. A veces ni siquiera eso, porque en el capitalismo subdesarrollado, como el que existía en Venezuela, la clase rica contaba con medios suficientes para acudir a los mejores hospitales de Estados Unidos o Europa, algo que era y es habitual sin que nadie pueda negarlo.

Peor aún, Estados Unidos y Europa se han caracterizado por seducir a los mejores especialistas de cualquier país explotado del Tercer Mundo para que abandonen su patria y emigren a las sociedades de consumo. Formar médicos para ese mundo en los países desarrollados implica fabulosas sumas que millones de familias pobres de América Latina y el Caribe, no podrían pagar nunca. En Cuba sucedía eso hasta que la Revolución aceptó el reto, no solo de formar médicos capaces de servir a nuestro país, sino a otros pueblos de América Latina, el Caribe o del mundo.

Jamás hemos arrebatado las inteligencias a otros pueblos. En cambio en Cuba se han formado gratuitamente decenas de miles de médicos y otros profesionales de alto nivel para devolverlos a sus propios países.

Gracias a sus profundas revoluciones bolivarianas y martianas, Venezuela y Cuba son países donde la salud y la educación se han desarrollado extraordinariamente. Todos los ciudadanos tienen derecho real a recibir gratuitamente educación general y formación profesional, algo que Estados Unidos no ha podido ni podrá garantizar a todos sus habitantes. Lo real es que el gobierno de ese país invierte cada año un millón de millones de dólares en su aparato militar y sus aventuras bélicas. Es además el mayor exportador de armas e instrumentos de muerte y el mayor mercado de drogas del mundo. Debido a ese tráfico, decenas de miles de latinoamericanos pierden la vida cada año.

Es algo tan real y tan conocido, que hace más de 50 años, un Presidente de origen militar denunció, con tono amargo, el poder decisivo acumulado por el complejo militar industrial en ese país.

Estas palabras estarían de más si no mediara la odiosa y repugnante campaña desatada por los medios de difusión masiva de la oligarquía venezolana, al servicio de ese imperio, utilizando las dificultades de salud que atraviesa el Presidente bolivariano. A este nos une una estrecha e indestructible amistad, surgida desde que visitó por primera vez nuestra patria, el 13 de diciembre de 1994.

A algunos les extrañó la coincidencia de su visita a Cuba con la necesidad de atención médica que se produjo. El Presidente venezolano visitó a nuestro país con el mismo objetivo que lo llevó a Brasil y Ecuador. No traía intención alguna de recibir servicios médicos en nuestra patria.

Como se conoce un grupo de especialistas cubanos de la salud prestan, desde hace años, sus servicios al Presidente venezolano, que fiel a sus principios bolivarianos, jamás vio en ellos extranjeros indeseables, sino hijos de la gran Patria Latinoamericana por la cual luchó el Libertador hasta el último aliento de su vida.

El primer contingente de médicos cubanos partió hacia Venezuela cuando se produjo la tragedia en el estado de Vargas, que costó miles de vidas a ese noble pueblo. Esta acción de solidaridad no era nueva, constituía una tradición arraigada en nuestra patria desde los primeros años de la Revolución; desde que hace casi medio siglo médicos cubanos fueron enviados a la recién independizada Argelia. Esa tradición se profundizó a medida que la Revolución cubana, en medio de un cruel bloqueo, formaba médicos internacionalistas. Países como Perú, la Nicaragua de Somoza y otros del hemisferio y el Tercer Mundo, sufrieron tragedias por terremotos u otras causas que requirieron la solidaridad de Cuba. Así nuestra patria se convirtió en la nación del mundo con más alto índice de médicos y personal especializado en salud, con elevados niveles de experiencia y capacidad profesional.

El Presidente Chávez se esmeró en la atención de nuestro personal de salud. Así nació y se desarrolló el vínculo de confianza y amistad entre él y los médicos cubanos que fueron siempre muy sensibles al trato del líder venezolano, el cual por su parte, fue capaz de crear miles de centros de salud y dotarlos de los equipos necesarios para prestar servicios gratuitos a todos los venezolanos. Ningún gobierno del mundo hizo tanto, en tan breve tiempo, por la salud de su pueblo.

Un elevado porcentaje de personal cubano de la salud prestó servicios en Venezuela y muchos de ellos actuaron además como docentes en determinadas materias impartidas para la formación de más de 20 mil jóvenes venezolanos que comienzan a graduarse como médicos. Muchos de ellos comenzaron sus estudios en nuestro propio país. Los médicos internacionalistas integrantes del Batallón 51, graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina, han ganado un sólido prestigio en el cumplimiento de complejas y difíciles misiones. Sobre esas bases se desarrollaron mis relaciones en ese campo con el presidente Hugo Chávez.

Debo añadir que a lo largo de más de doce años desde el 2 de febrero del año 1999, el Presidente y líder de la Revolución venezolana no ha descansado un solo día, y en eso ocupa un lugar único en la historia de este hemisferio. Todas sus energías, las ha consagrado a la Revolución.

Podría afirmarse que por cada hora extra que Chávez dedica a su trabajo, un Presidente de Estados Unidos, descansa dos.

Era difícil, casi imposible, que su salud no sufriera algún quebranto y eso sucedió en los últimos meses.

Persona habituada a los rigores de la vida militar, soportaba estoicamente los dolores y molestias que con frecuencia creciente lo afectaban. Dadas las relaciones de amistad desarrolladas y los intercambios constantes entre Cuba y Venezuela, sumado a mi experiencia personal con relación a la salud, que viví desde la proclama del 30 de julio del año 2006, no es raro que me percatara de la necesidad de un chequeo riguroso de la salud del Presidente. Es demasiado generoso de su parte, atribuirme algún mérito especial en este asunto.

Admito, desde luego, que no fue fácil la tarea que me impuse. No era para mí difícil percatarme de que su salud no andaba bien. Habían transcurrido 7 meses desde que se realizó su última visita a Cuba. El equipo médico dedicado a la atención de su salud me había rogado que hiciera esa gestión. Desde el primer momento la actitud del Presidente era informar al pueblo, con absoluta claridad, su estado de salud. Por ello, estando a punto ya de regresar, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, informó al pueblo sobre su salud hasta ese instante y prometió mantenerlo detalladamente informado.

Cada cura iba acompañada por rigurosos análisis celulares y de laboratorio, que en tales circunstancias se realizan.

Uno de los exámenes, varios días posteriores a la primera intervención, arrojó resultados que determinaron una medida quirúrgica más radical y el tratamiento especial del paciente.

En su digno mensaje del 30 de junio, el Presidente notablemente recuperado habla de su estado de salud con toda claridad.

Admito que para mí no fue fácil la tarea de informar al amigo de la nueva situación. Pude apreciar la dignidad con que recibió la noticia que -para él con tantas tareas importantes que llevaba en la mente, entre ellas el acto conmemorativo del Bicentenario y la formalización del acuerdo sobre la unidad de América Latina y el Caribe- mucho más que los sufrimientos físicos que implicaba una cirugía radical, significa una prueba que como expresó la hizo comparar con los momentos duros que le tocó enfrentar en su vida de combatiente indoblegable.

Junto a él, el equipo de personas que lo atienden y que él calificó de sublimes, han librado la magnífica batalla de la que he sido testigo.

Sin vacilación afirmo que los resultados son impresionantes y que el paciente ha librado una batalla decisiva que lo conducirá y con él a Venezuela, a una gran victoria.

Hay que hacer que su alegato se comunique al pie de la letra en todas las lenguas, pero sobre todo que sea traducido y subtitulado al inglés, un idioma que pueda entenderse, en esta Torre de Babel en que el imperialismo ha convertido al mundo.

Ahora los enemigos externos e internos de Hugo Chávez están a merced de sus palabras y sus iniciativas. Habrá sin dudas sorpresas para ellos. Brindémosle el más firme apoyo y confianza. Las mentiras del imperio y la traición de los vendepatrias serán derrotadas. Hoy hay millones de venezolanos combativos y conscientes, que la oligarquía y el imperio no podrán volver a someter jamás.

domingo, 17 de julio de 2011

¿Macri va a ser reelecto?

Sacó una gran ventaja a la segunda fuerza liderada por Daniel Filmus, del Frente para la Victoria. A pesar de lo que representa, a pesar de ser claros los intereses que lo sostienen y buscan en su persona el canal político para concretar sus deseos como embajador del poder, se perfila para renovar su mandato.

En las notas “¿Por qué alguien votaría a Mauricio Macri?” y “Xenofobia en la Ciudad”, he dejado clara mi visión sobre el político que con aires de novedad, viene a presentar un nuevo pero viejo discurso. Le temo al dolor de mis compadres. Le temo al suplicio del mismo vecino que aquel discurso tanto lleva a su boca. Le temo porque sé, muy adentro mío, que el tejido de este político es el de la diferencia.

Temo más al vecino que al político. Porque éste no sería nada sin aquéllos. Y hay que decirlo como lo que es. Los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, compuestos por una gama tan cosmopolita, como acrítica y alienada, están atravesados por ideas que no son las de la igualdad. En el fondo, aprueban la existencia de ricos y pobres. Naturalizan esa idea. Para ellos, es “normal”. Entienden que esta diferencia existe desde que el hombre vio la luz en el mundo, y por ello, la consideran correcta. Las cosas son así.

Sin embargo, aún hoy, luego de este terrible suceso político, luego de que el político y las ideas que éste representa hayan sido colocados en la víspera de continuar desgarrando el orgullo cultural y la historia de la Ciudad por el enorme período de cuatro años, aquel tejido sigue en la sombra, tímido, esperando la legitimidad para extenderse y arraigarse con sangre, en medio de aplausos totalitarios que lo vivifiquen.

Y aquellos que han hecho de este político su elección política, esperan también el momento de poder enunciar un discurso sobre la realidad, que no es más ni menos que aquel compuesto o tejido de diferencia, de clasismo, que representa Macri.

Pensemos entonces aquellos que entendemos que las diferencias no deberían de existir, que nadie puede vivir en la pobreza, que no es justo que alguien nazca en esa situación, que viva y muera en aquella sin saber por qué le tocó vivir así, y lo que es peor, sin ni siquiera preguntárselo. Pensemos.

En lo personal, entiendo que existe una sustancia que no es posible extirpar dentro de una dinámica presidencialista, o de ejecutivos partidarios que trasuntan en el libro de la política en pequeños segmentos. El juego político y la dinámica que éste representa, nutre y no deja morir estas pulsiones totalitarias que toman forma democrática y se visten de políticos y partidos, para recuperar poder.

Siempre que esta sustancia totalitaria y sus pulsiones existan, más allá de las eventuales derrotas o golpes que reciban, podrán volver y regenerarse desde la dinámica que la arquitectura política permite. Hoy ocurre en la Ciudad, se regenera y atraviesa a muchos, como ya lo hemos comprobado.

R. A. Spiegel

lunes, 27 de junio de 2011

River se fue a la “B”

Después de años de malas administraciones y muchas tantas dudosas cuestiones que pueden verse reflejadas en los comentarios de hinchas, periodistas y comunicadores, uno de los clubes más importantes del fútbol argentino descendió de categoría. Ya no es más de la “primera”. Sólo quedan dos equipos que nunca han descendido. Independiente y Boca Juniors.

¿Qué significa eso? Hace tiempo viene sonando eso de que River no puede descender. Que es un grande y algo va a pasar. Existía una mezcla de arrogancia y misticismo, que blindaba la permanencia del club en la primera. Eso mismo se veía, en las instancias previas a la definición, en el rostro y las palabras de los simpatizantes. Ese sentimiento iba más allá del deseo de la victoria. Reflejó y refleja, la idea de la imposibilidad de la derrota. La imposibilidad de la frustración.

Creo que esa idiosincrasia que no nos permite aceptar la derrota, es la que hace que la caída sea tan profunda. La grandeza de un equipo no se mide por su historial ajeno a la segunda división. No es más grande quien no ha pisado la B nacional. Quizás sea tiempo de entender que es más valioso levantarse luego de haber caído, que nunca caer.

Hoy se sigue y se pretende reforzar esa lógica de perfección. Se traslada a un simple equipo de fútbol. Se continúa el desmerecimiento del otro. Esa lógica se extiende por toda la trama cultura que compone la fibra íntima del carácter nacional. ¿Acaso será que la derrota es un miedo tan enorme, que lo hemos borrado de nuestras posibilidades de vida?

No se admite la realidad porque no se admite la posibilidad de estar derrotado incluso estándolo. No se recoge lo bueno del fracaso porque éste no puede existir, porque si se es grande, si se es perfecto, esa posibilidad es un insulto, una agresión, una realidad intratable.

Esa lógica que se forja entre nosotros ha sufrido un inconmensurable golpe. La lección para las generaciones que asisten a este espectáculo de la testarudez, deberán digerir y tamizar el hecho de que la derrota es un paso más de la universalidad de experiencias que hacen a la sustancia cultural del individuo.

Quizás este hecho concreto y su impacto en la sociedad, permita que esta comprensión se expanda entre todos quienes asistimos en él.

A. Spiegel

sábado, 25 de junio de 2011

Los pueblos de Europa exhiben disconformidad - Los “indignados”

Las protestas en distintos países de Europa elevan consignas tales como la necesidad de una reforma política (“democracia real ya”), el rechazo a políticas de ajuste. Necesidad del cambio.

¿Qué ocurre en el mundo que Europa se hunde? ¿Qué ocurre en el mundo que USA atraviesa una de las peores crisis de su historia? ¿Hacia dónde viaja la historia del viejo continente y la superpotencia norteamericana?

Algo en todo este contexto es cierto. América Latina nutre sus lazos y observa de pie el rechazo a las políticas extranjeras, que intentan reacondicionar nuestras determinaciones políticas, sociales y económicas, de manera de colocar a su favor las posibilidades de usufructuar de la sangre y vida de los ajenos, como históricamente lo han hecho en América.

La fortaleza alcanzada por los gobiernos latinoamericanos, permite el grado de independencia y soberanía, a la hora de determinar las políticas de Estado y fijar los rumbos, en acuerdo a los intereses propios, ya no los ajenos.

Esa posición local se enfrenta a la presión extranjera, que opera a través de quienes lideran sus intereses también en función de los propios. La conveniencia del triunfo de políticas foráneas, siempre ha ido ligada al favorecimiento de un sector o minoría que por su poder de presión y capacidad de configuración de la verdad económica en las sociedades “subdesarrolladas” o “atávicas”, accede a la venta de discursos que culminan por favorecer posiciones individuales, y satisface configuraciones extranjeras.

Esta situación es la que debe tener toda nuestra atención. Hoy, cuando se discute sobre los reclamos en Europa, sobre la necesidad de una democracia real, se confunden los discursos y se utiliza la fuerza de un genuino reclamo del alienado pueblo del viejo continente, para atacar nuevamente el entramado político y soberano que América Latina genera día a día.

El sistema en Europa ha sido puesto en crisis. Esa indignación tiene que ver con un despertar. La motivación de éste, es la injerencia en la vida de los indignados. Muy a nuestro pesar, la reacción del sedado sentimiento de acción política, se desata de su alienación cuando el cuchillo se hunde mucho en nuestras entrañas.

Aquellos pueblos no son distintos al nuestro. Nuestro despertar de hoy día también está ligado a divisar que la lucha de nuestro presente se vincula estrictamente a la misión de lograr las condiciones de autodeterminación política y económica. Condiciones de libertad material e intelectual para que desde ese piso, podamos alcanzar las decisiones más específicas, las que llevan una discusión mucho más profusa y depende de que no se siga discutiendo sobre la esencia, sobre la sustancia fundamental de todo tejido social.

Los dueños de los padecimientos en Europa tienen los mismos apellidos y adjetivos que en nuestra bonita América. El otro al que nos debemos enfrentar, se reduce al poder que nos precede. Aquel que se viene ejerciendo con la economía y fuerza bruta. Dos espadas de las cuales nos hemos liberado parcialmente. Cuidado con los agentes de esta estrategia, aún respiran entre nosotros y se confunden con nuestras ideas de libertad, algo que curiosamente, todos, queremos.

A. Spiegel

jueves, 24 de febrero de 2011

Revolución en Medio Oriente


Reflexiones de Fidel. Tiempo para pensar y mirar el horizonte.



Danza macabra de cinismo

(Tomado de CubaDebate)

La política de saqueo impuesta por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en el Oriente Medio entró en crisis. Esta se desató inevitablemente con el alto costo de los cereales, cuyos efectos se hacen sentir con más fuerza en los países árabes donde a pesar de sus enormes recursos petroleros, la escasez de agua, las áreas desérticas y la pobreza generalizada del pueblo contrastan con los enormes recursos derivados del petróleo que poseen los sectores privilegiados.

Mientras los precios de los alimentos se triplican, las fortunas inmobiliarias y los tesoros de la minoría aristocrática se elevan a millones de millones de dólares.

El mundo arábigo, de cultura y creencia musulmana, se ha visto humillado adicionalmente por la imposición a sangre y fuego de un Estado que no fue capaz de cumplir las obligaciones elementales que le dieron origen, a partir del orden colonial existente hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, en virtud del cual las potencias victoriosas crearon la ONU e impusieron el comercio y la economía mundiales.

Gracias a la traición de Mubarak en Camp David el Estado árabe palestino no ha podido existir, pese a los acuerdos de la ONU de noviembre de 1947, e Israel se convirtió en una fuerte potencia nuclear aliada a Estados Unidos y la OTAN.

El Complejo Militar Industrial de Estados Unidos suministró decenas de miles de millones de dólares cada año a Israel y a los propios estados árabes sometidos y humillados por éste.

El genio ha salido de la botella y la OTAN no sabe cómo controlarlo.

Van a tratar de sacarle el máximo provecho a los lamentables sucesos de Libia. Nadie sería capaz de saber en este momento lo que allí está ocurriendo. Todas las cifras y versiones, hasta las más inverosímiles, han sido divulgadas por el imperio a través de los medios masivos, sembrando el caos y la desinformación.

Es evidente que dentro de Libia se desarrolla una guerra civil. ¿Por qué y cómo se desató la misma? ¿Quiénes pagarán las consecuencias? La agencia Reuters, haciéndose eco del criterio de un conocido banco de Japón, el Nomura, expresó que el precio del petróleo podría sobrepasar cualquier límite:

"‘Si Libia y Argelia suspenden la producción petrolera, los precios podrían llegar a un máximo por encima de 220 dólares por barril y la capacidad ociosa de la OPEP sería reducida a 2,1 millones de barriles por día, similar a los niveles vistos durante la guerra del Golfo y cuando los valores tocaron los 147 dólares por barril en el 2008’, aseveró el banco en una nota."

¿Quiénes podrían pagar hoy ese precio? ¿Cuáles serían las consecuencias en medio de la crisis alimentaria?

Los líderes principales de la OTAN están exaltados. El Primer Ministro británico, David Cameron, informó ANSA, "admitió en un discurso en Kuwait que los países occidentales se equivocaron en apoyar gobiernos no democráticos en el mundo árabe." Se le debe felicitar por la franqueza.

Su colega francés Nicolás Sarkozy declaró: "La prolongada represión brutal y sangrienta de la población civil libia es repugnante".

El canciller italiano Franco Frattini declaró "‘creíble’ la cifra de mil muertos en Trípoli ‘la cifra trágica será un baño de sangre’."

Hillary Clinton declaró: "el ‘baño de sangre’ es ‘completamente inaceptable’ y ‘tiene que parar’"

Ban Ki-moon habló: "‘Es absolutamente inaceptable el uso de la violencia que hay en el país’."

"‘el Consejo de Seguridad actuará de acuerdo a lo que decida la comunidad internacional’."

"‘Estamos considerando una serie de opciones’."

Lo que Ban Ki-moon espera realmente es que Obama diga la última palabra.

El Presidente de Estados Unidos habló en la tarde de este miércoles y expresó que la Secretaria de Estado saldría para Europa a fin de acordar con sus aliados de la OTAN las medidas a tomar. En su cara se apreciaba la oportunidad de lidiar con el senador de la extrema derecha de los republicanos John McCain; el senador pro israelita de Connecticut, Joseph Lieberman y los líderes del Tea Party, para garantizar su postulación por el partido demócrata.

Los medios masivos del imperio han preparado el terreno para actuar. Nada tendría de extraño la intervención militar en Libia, con lo cual, además, garantizaría a Europa los casi dos millones de barriles diarios de petróleo ligero, si antes no ocurren sucesos que pongan fin a la jefatura o la vida de Gaddafi.

De cualquier forma, el papel de Obama es bastante complicado. ¿Cuál será la reacción del mundo árabe y musulmán si la sangre en ese país se derrama en abundancia con esa aventura? ¿Detendrá una intervención de la OTAN en Libia la ola revolucionaria desatada en Egipto?

En Iraq se derramó la sangre inocente de más de un millón de ciudadanos árabes, cuando el país fue invadido con falsos pretextos. ¡Misión cumplida! proclamó George W. Bush.

Nadie en el mundo estará nunca de acuerdo con la muerte de civiles indefensos en Libia o cualquier otra parte. Y me pregunto: ¿aplicarán Estados Unidos y la OTAN ese principio a los civiles indefensos que los aviones sin piloto yankis y los soldados de esa organización matan todos los días en Afganistán y Pakistán?

Es una danza macabra de cinismo.

Fidel Castro Ruz

Febrero 23 de 2011

7 y 42 p.m.

jueves, 17 de febrero de 2011

De Marines y Cipayos

CIPAYOS, crónica de una lógica narrada por traidores a la patria

Increíble. Es la palabra para esbozar las indescriptibles opiniones de los medios que enfrentan una cruzada contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y hoy se jactan de conocer los debidos tratos diplomáticos con las potencias extranjeras.

El incidente por todos conocidos. Un avión de la fuerza aérea norteamericana arribó al país con material no declarado. Falta, ofensa, delito o molestia, no importa. Lo que sí es relevante es la actitud ecuánime y razonable de no dejarla pasar por alto.

Siempre me gusta preguntarme a mí mismo para reflexionar. ¿De qué otra manera se debería haber procedido? Frente a la indicación del personal de seguridad para que se abra la valija los marinos norteamericanos contestaron con una negativa inquietante. Durante turnos y por el lapso de seis horas, se sentaron sobre ella, evitando la apertura pacífica de la misma. Cuando la presión y presencia en el lugar hizo indudable el desenlace, uno de ellos se excusó: está bien, pero no tenemos la llave. ¡Ja! ¡Cual si nosotros no pudiéramos lidiar con un candado de equipaje! Las tenazas hicieron lo suyo y ete allí la aparición del material en cuestión.

Desde aquí, desde el hecho objetivo, nace la valoración. Voces que acusan de desprolijidad y poca diplomacia. Vean, el ejercicio es de tipo reflexivo. A veces los cuentos son ilustrativos. Érase una vez –ayúdeme lector a suponer-, un grupo de agentes del orden argentinos que viajaron a EEUU. Al llegar al aeropuerto de Los Ángeles les pidieron que abran la valija señalada. Dícese que los agentes se negaron. Algunos cuentan que el personal de seguridad reiteró el pedido bajo apercibimiento de usar la fuerza necesaria para garantizar la seguridad nacional. Dícese que ante la segunda negativa abrieron fuego sobre el terrorista y finalmente incautaron lo que podría haber sido una bomba, material de espionaje, un musulmán contorsionista, y/o demás elementos contemplados por el Acta Patriótica de la seguridad nacional. Finalmente, el Congreso de EEUU le otorgó el corazón púrpura al ávido pistolero de apellido Earp.

Claro que el sentido es irónico. Pero la lógica de los cipayos traidores a la patria es tan irrazonable como el ficticio episodio creado. Sirve para ponderar los alcances de la cultura nacional de uno y otro Estado. En fin de cuentas, sirve para entender que no es negativo el ejercicio de la soberanía, siempre que lo sea en un marco de legalidad. Tanto la valija del caso Telpuk, como la valija de los marines, debe ser abierta. Sin embargo, los cipayos entienden que la valija de EEUU debería haber sido un caso “diplomático”, mientras que la otra no. Digo pues, ambos deben ser casos de ejercicio de un riguroso control. Un viejo proyecto de radarización del país, mediante la colocación de 27 radares a lo largo y a la ancho de nuestra nación nunca se hizo operativo. Ésta es una deuda de la que no se habla en los periódicos del terror institucional. Sólo se ocupan de entuertos y culebrones fáciles de digerir para direccionar la opinión pública al facilismo totalizador del fenómeno como escándalo.

Cipayo es quien defiende los intereses extranjeros por sobre los nacionales. Quien pretende dar las estocadas de foráneos que se disputan el control de una región que despega de su ámbito de domesticación. Una región que se independiza y busca nuevas alianzas para progresar en ese camino a la máxima independencia política, económica y cultural.

El prisma para ver hechos como estos, es el del ser y el hombre nacional. Como argentinos debemos definir nuestro hoy, nuestro programa político, nuestra composición, cultura, y profundizar ese nuevo hombre.

Esto no significa cegarse y arriesgar con la sola esperanza, sino con la conciencia política del hombre comprometido. Es tan importante que casi lo repito a diario y cada vez con más convencimiento. El nuevo hombre juzga en medio de esa universalidad cultural y política, que le permite separar la idiosincrasia del criollo y el cipayo.

Antón Spiegel

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Quién puede festejar la muerte?

Hay personas que festejan la muerte.

En su libro “Lista Negra, la vuelta de los ´70”, Pepe Eliaschev yerra en muchas cosas y es parcial en tantas otras, pero sin duda no se equivoca en algo, por lo cual vale la pena su libro: no se puede tomar la muerte a la ligera. Visto de otro sentido, es la vida la que no debe ser menospreciada.

Hoy día se festeja la audacia de un personaje triste como “Aldo Rico”. Reivindicador del terrorismo de Estado, cuyo adjetivo directo es haberse alzado en armas en contra de un gobierno constitucional como el de Raúl Alfonsín. Se lo investiga como posible responsable de la muerte de un sospechoso de haberlo robado. Cierto o no, lo incuestionable es la voz de quienes de ello, hicieron una celebración. Comunicaciones en foros, redes sociales, bares, etc.

¿Pero qué hay detrás de esta celebración? ¿Es posible aplaudir confusamente un conjunto de elementos inconciliables y ser razonable?

Vean, la falsa antinomia entre los derechos humanos y la efectividad del Estado para perseguir los delitos, es tal en tanto que el propio Estado moderno es el administrador de éstos. Su misión no está en eliminarlos, sino en redistribuirlos. La realidad y la verdad por ello, está descripta por el poder, por el discurso constitutivo de lo que asentimos sin ver.

El crimen es aquello determinado por quienes hoy dicen qué es la verdad. En una sociedad de Capital, donde el valor más alto está tasado –cifrado-, donde la cultura se funde en industria y mercadeo, la jerarquía de lo prohibido está patas para arriba. La propiedad se ha convertido en el valor más ungido. Toda la lógica humana deviene del sentido de la propiedad. Los espacios, las fronteras; simplemente lo propio y lo ajeno. Puedo defender mi propiedad a costa de la vida. Y si lo hago recibiré una celebración a cambio, corolario de la insensatez de maltratar no ya a la persona como ente individual, sino a la categoría como concepto racional.

Si supiésemos que el hombre es un niño laborioso pero estúpido, que convirtió el palo del tambor en una azada y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo, se puso a cavar (León Felipe). Quiero decir, que la distribución de los recursos en la sociedad generó incluidos y excluidos del sistema de producción. Aquellos a los que la nueva forma moderna de organización no contempló, tuvieron reservados los designios de mal social. El crimen se constituyó a la luz de sus necesidades. Lo que necesitaban era conseguido por el comportamiento que luego fue considerado crimen. Donde había que acotar la libertad del excluido, nacía una regulación de los detentadores del poder y descriptores de la realidad y la verdad. Verdad como si el crimen fuera ontológicamente así, un mal. Como si así siempre hubiese sido.

La cárcel nace en este contexto. No es necesario ya castigar con la muerte y suplicios en el cuerpo del condenado. Ese acto de demostración de poder desmesurado será suplantado por el control constante e ininterrumpido del Estado. La pena pasa del cuerpo al alma. El tiempo es el bien aniquilado. El Estado define y se apropia del recluido para domesticarlo.

Este entramado molecular de los Estados persiste aún hoy, 200 años después de la aparición de la institución carcelaria como tal. La tarea política consiste en desarticular estos quistes burocráticos de verdades y lógicas insostenibles. El obstáculo es la puja de poder. Mientras intereses libertarios pujan por constituir una nueva verdad, una nueva construcción de lo que es, otros intentan devolver robustez a las filas de lo conservado. Ese movimiento de extrañamiento de las viejas épocas e instituciones no hace más que devolver legitimidad a la sinrazón.

Véase, mientras más apoyo y legitimidad exista en un gobierno progresista y transformador, más posibilidades habrá de desarticular esas verdades inmutables. Así, la definición del crimen, el peligro de confundir las verdaderas razones de nuestra realidad actual, se irá diluyendo. La conciencia política es el eslabón primero. Un hombre histórico, comprometido con la reflexión y acción transformadora, es el atisbo de nuevo hombre componente de una sociedad de libres e iguales.

Entiéndase que en nuestra Argentina, existen columnas vertebrales por edificar. No es ya tarea final de un programa dialéctico en la lectura que bien podamos darle a la historia, sino que es una tarea común de la razón pura del hombre político. La constitución de aquellos pilares fundamentales para la independencia social y de conciencia de nuestra nación con su difícil y consabida idiosincrasia.

Entonces bien, celebrar la muerte de quien estuvo entrenado, domesticado y ordenado a cumplir el rol de excluido, fomentado por el devenir incontrolable de los intereses de costos inmensurables, en el marco de una construcción de un ser cada vez más agudo para con sus otros, encierra la falacia de olvido de nuestros hijos sociales. Aquellos a quienes la historia particular de la región intimó a cumplir tamaño oficio desdeñable. Celebrar la muerte nos convierte en cómplices y canallas de las injustas deudas históricas, aquí y ahora.

Antón Spiegel